Los órdenes de la abundancia son los siguientes : según Bert Hellinger
Asentir a todo como es y a todos como son
y agradecer todo como es y a todos como son, aunque todavía no entendamos. La
abundancia es la respuesta del universo, del sistema familiar y del espíritu al
que está al servicio de la vida, agradeciéndola como es, con la muerte y con el
sufrimiento también.
Nuestras vidas forman parte de grandes movimientos de
compensación y de reconciliación. Es a lo que tenemos que asentir.
El siguiente orden de la abundancia dice « tomar »,
tomar todo como es, tomar a todas las personas como son, formar parte del
movimiento de la compensación de la vida, equilibrando el dar y tomar.
El dinero que recibimos es la compensación a nuestro buen
dar. El buen dar empieza con los padres : cuando « tomamos » a
nuestros padres, o sea, cuando aceptamos recibir incondicionalmente todo lo que
nos dieron nuestros padres, necesitamos devolver, por agradecimiento, pero a
los padres no les podemos devolver lo mucho que nos han dado, por lo que
instintivamente nos giramos hacia los demas, pareja, trabajo, y a ellos
damos lo que tomamos de los padres. Esto es el buen dar. Y el entorno nos lo
compensa y agradece con la abundancia.
Tomar a la madre es contactar con el éxito y el dinero.
Tomar al padre nos abre a la fuerza de la realización
profesional
Tomar a ambos a la vez permite que el éxito profesional
fluya en nuestras vidas. Y este éxito está unido a la prosperidad económica.
Tomar sólo un poco a los padres tiene como consecuencia no
ser capaz de dar mucho a los demás, y por lo tanto la respuesta del universo
será también pobre, mezquina.
Tomar a todos como son significa tomar a todos los
excluidos, rechazados, perpetradores y despreciados, de las dos ramas, que los
conozcamos o no.
Tomar a todos como son significa también querer a la gente
difícil de nuestra propia vida, a los perpetradores económicos, a los
prepotentes, a los tiburones y usureros, etc. y agradecerles ser como son.
Y el último orden de la abundancia dice « respetar
al anterior ».
Resumiendo, nuestra abundancia está ligada a nuestra
capacidad de amor incondicional y agradecimiento incondicional también. Se
traducirá en nuestras vidas, primero por nuestro amor y respeto a la madre y a
todas las mujeres de nuestro sistema familiar, y en segundo lugar por nuestro
amor a los difíciles, rechazados, prepotentes, violentos y otras personas
moralmente « incorrectas ».
Ese amor tiene su reflejo en nuestra capacidad para decir
« gracias por ser como eres » a cualquier ser humano.
El dinero viene de la madre.
En la madre, durante los primeros nueve meses de nuestra
vida, hemos conocido la abundancia de la naturaleza y su imperfección. Al tomar
conscientemente a nuestra madre, reanudamos el fluir de la abundancia en
nuestra vida.
En la pareja, observamos que la abundancia depende de la
actitud de la mujer. Si la mujer respeta a su marido, el marido tendrá éxito y
prosperidad.
Para las personas solteras, éxito y prosperidad dependen de
cómo han tomado a su propia madre.
Las herencias
La herencia fue acumulada gracias al respeto de una mujer
por su marido (abuelo, bisabuelo, etc). La herencia puede estar bloqueada
porque ningún descendiente ha mirado, honrado y agradecido a esa mujer.
El orden entre padres e hijos dice: los padres dan y los
hijos toman.
Lo que dan los padres siempre es un regalo. Deben ser
honrados y agradecidos por lo que han dado. El hijo que exige algo de los
padres pierde a sus padres.
La culpa y los MÉRITOS pertenecen al que actuó y sólo a él.
Un padre no tiene ninguna obligación de dar algo a sus
hijos. El hijo no tiene ningún derecho de exigir algo de sus padres.
Los padres dan siempre a todos sus HIJOS por igual, a todos
los que estén en su lugar de HIJOS, y sólo dan a esos HIJOS.
En las herencias el orden sistémico se respeta
inconscientemente de un modo contundente: el hijo que reemplaza a un hermano
muerto excluido o a un aborto olvidado recibirá dos partes de herencia, la suya
y la del excluido; el hijo que sustituye a un tío, padre, abuelo, no recibirá
nada ya que no vive como hijo….
Las deudas
Tener deudas o hipotecas es un modo de pagar un daño, de
equilibrar una culpa no asumida. Puede ser nuestra o, más frecuentemente,
pertenecer a un ancestro con quien tenemos una fidelidad o una intrincación.
Avaricia
« Tengo muy poca energía para vivir, no la tengo que
malgastar ». El dinero es el equivalente de la vida, la persona siente que
su soplo de vida se apaga, tiene que ahorrar al máximo su dinero-energía.
La ludopatía
Mejor es jugarse el dinero antes que jugarse la vida. La
ludopatía en la que el jugador pierde una y otra vez es un sustituto de
suicidio.
La crisis
pertenece a un campo superior al servicio del cambio. La
dirige el movimiento del espíritu. Es pura energía, al servicio del amor y de
la vida. En la crisis el movimiento del espíritu se despliega, prodigando su
fuerza y su amor al que quiere ver y cambiar.
La abundancia
es un movimiento del espíritu, para el que agradece toda su
vida como es. El dinero, símbolo de vida, necesita ser aceptado como es,
reconocido, querido, respetado. También necesita ser destinado a la vida.
Necesita ser recibido para ser dado de nuevo a cambio de otro servicio que
mejora nuestra vida
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