COMPENSAR, ¿Cómo y para qué?


Compensar, ¿Cómo y para qué? 

 

¿Qué busca el Sistema Familiar cuando designa al último recién nacido para compensar la tragedia de la abuela recluida en su soledad, del amor despreciado de los 15 años de uno de los padres, del bisabuelo asustado y culpabilizado porqué su mujer se murió al dar a luz, etc...?
Busca el equilibrio. La compensación. Que el sistema familiar permanezca completo, unido y que el respeto, el amor, el buen hacer y la alegría de vivir vuelvan a fluir. ¿Y que suele conseguir? Una compensación cruel, dolorosa, fatal, mas dolor todavía, a no ser que...
Cada vez que alguien crea un desequilibrio por su sufrimiento o por el daño que ha ocasionado el sistema familiar designa a alguien, más joven, para compensar con/en su vida ese desequilibrio, esperando de él que disfrute de la vida que le haya tocado, que saque el mayor provecho de todo lo que sus antepasados le han transmitido, sean cual sean las condiciones que le haya tocado vivir.
Sabemos que el hombre es el animal más resistente, más adaptable de todo la tierra. El hombre está hecho para realizarse contra vientos y marea, para llevar su chispa de creatividad, de energía y de bondad bajo cualquier cielo y en cualquier tierra. Esto es lo que llevamos en nuestro ADN, lo que nos han transmitido los centenares de generaciones que nos han precedido, lo que espera de nosotros nuestro sistema familiar.
Pero el bebé, ya sea mediante su ADN, o a través del amor tan inmenso que siente por sus padres y que le impulsa a “chupar” sus inconscientes, cuando siente unos vínculos especiales hacia algunos de sus mayores, decide entregarlos toda su vida, siguiendo la lógica del pensamiento mágico infantil de que el amor todo lo puede, o de que el sufrimiento redime, tomando esas “decisiones precoces” (concepto acuñado por el Análisis Transaccional) de compensación cruel y fatal como: no seré nunca mas feliz que tu, llevaré tu enfermedad para que te cures, te vengaré, expiaré por ti, seré una víctima como tu, ...
Ahora sabemos que nuestra mente consciente, junto con todas nuestras resistencias, se va a encargar de organizar toda nuestra vida cumpliendo con esas decisiones precoces. Nuestra mente consciente y nuestras resistencias están totalmente entregadas al amor ciego, al vínculo sistémico. Por ello mismo, les debemos un gran respeto.
¿Cómo puede comprender la Sistémica la violencia de género que asola Europa? ¿Qué compensación se esconde detrás del maltratador? ¿Qué compensación se oculta detrás de la mujer que elige aguantar el maltrato durante años?
Detrás de un asesino, hay una víctima vejada que vengar por amor. Después de generaciones prepotentes llegan generaciones que van a expiar por amor, buscando la humillación, el sufrimiento y la muerte.
Sin embargo, albergamos también una fuerza interior, el Inconsciente Ericksoniana, o como lo queramos llamar, que puja por nuestra realización adulta, individual, que puja por la Vida, que puja por la “compensación buena”.
En nuestras vidas individuales estamos atormentados por los traumas y conflictos que no conseguimos cerrar en su momento. Indefinidamente nos duelen las mismas cosas, tropezamos con los mismos rencores y sufrimientos, nos parapetamos detrás de las mismas resistencias, con la esperanza de resolver algo, de que será la última vez, y al tiempo aumentar las protecciones para insensibilizarnos.
Gracias a la Sistémica, observamos que las partes no hacemos mas que reproducir el todo, que el individuo reproduce en su vida el funcionamiento del Sistema Familiar. Lo que fue un trauma para el Sistema se reproducirá en varias generaciones hasta encontrar la sanación. Sin saberlo, sin quererlo, somos parte de una Gran Familia, en cuyo seno desempeñamos cada uno un triple papel o un solo papel con tres facetas: compensar, realizarnos y transmitir.
o Compensar los dramas y carencias de amor de las generaciones anteriores.
o Realizarnos tomando la vida tal cual se presenta, disfrutando de lo que nos ha tocado y viviendo todos los conflictos humanos, respetando las leyes del amor sistémico y centrados en el buen hacer.
o Transmitir toda la humanidad que hemos recibido, la entrega a la vida y al Amor. El amor adulto, humilde y eficaz.
¿Cómo se nos revelan nuestros vínculos, nuestra dinámica profunda, nuestra alma? ¿Cómo puja la compensación buena?
El lenguaje corporal es organísmico, holístico, es el que nos contiene y nos expresa completamente, como organismo, sin intervención de las limitaciones de la mente consciente. Son las sensaciones corporales las que van a revelarnos nuestras ataduras sistémicas. El inconsciente nos da mil pistas, a escondidas de la mente consciente y su ejército de resistencias. Mil pistas al terapeuta a través de las sensaciones corporales y de los desplazamientos en el espacio, para que ayude la persona a liberarse del yugo de la compensación fatal. Cada sensación, cada movimiento, cada dolor es una afirmación en un diálogo de amor y fidelidad entre generaciones.
Las Constelaciones Familiares nos enseñan una nueva mirada, una nueva educación de las relaciones humanas, una nueva consideración hacia el mal, las resistencias o las enfermedades.
Ojalá tengamos la oportunidad de constelar todo lo que en nuestra vida dista de la excelencia, raya la mediocridad, o simplemente va mal. Sería el mayor servicio a nuestra humanidad individual y colectiva, al amor hacia nuestros hijos, sobrinos, nietos, a todas nuestras futuras generaciones.

Brigitte Champetier de Ribes

Terapeuta en psicología Gestalt ,Terapeuta en Constelaciones Familiares. Terapia Individual en consultorio privado,Terapia de Pareja. .